Para conmemorar nuestro aniversario la azoté contra el sillón, le
recordé lo insípida que era su comida y lo pésima que era en la cama. La
tomé por el cabello, clavé mi rodilla en su vientre, luego mi codo en
su arqueado espinazo. La giré para que mis ojos pudieran mancillaran los
suyos; los contemplé pálidos y acuosos y no pude resistirme a
estrellarle cinco bofetadas, una por cada año que habíamos pasado
juntos… lo sé, soy un romántico.