Deja que se miren, se palpen y reconozcan. Deja que jueguen
juntos a descubrirse uno al otro. Que sus salivas se toquen, choquen y estallen.
La distancia ha sido mucha. La espera, desgastante. No lo frenes ni lo impidas.
Sabías que un día se encontrarían y se harían pedazos. Sabíamos, quizá en lo
más hondo de nosotros, que todas las veces que estuvieron con alguien más sólo
los preparó para encontrarse hoy, húmedos y palpitantes, uno dentro del otro.